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martes, 21 de septiembre de 2021

¿Por qué se le teme al compromiso en las relaciones?

 


En esta parte hago un pequeño comentario del libro "Amor líquido" de Zygmunt Bauman


DE LO SÓLIDO A LO LÍQUIDO.

Según Bauman, hemos pasado de una sociedad sólida (estabilidad, durabilidad, baja velocidad) a una líquida (inestabilidad, impermanencia, alta velocidad). Por ejemplo: antes los objetos estaban hechos para durar, un mismo televisor se usaba por años hasta que dejara de funcionar, mientras que hoy cambiamos de teléfono cada que sale uno nuevo.


LA MERCANTILIZACIÓN DEL AMOR.

Esta altura consumista ha convertido al amor en otra mercancía. Los vínculos amorosos se miden a partir de una relación costo-beneficio en la que todos podemos llegar a ser descartables e intercambiables. El individuo líquido condiciona el amor a los beneficios que le aporte cada día y se interesa más por obtener satisfacción al menor costo posible. 

No sabe establecer relaciones ni buscar reparaciones. Está acostumbrado a descartar productos en el momento en que dejan de ser satisfactorios y a consumir los próximos.


Dicho lo anterior, el amor sólido decía "hasta que la muerte nos separe" mientras que el amor líquido dice "Hoy te amo, mañana no sé".


AMOR, DESEO Y ANHELO

Bauman hace una distinción entre amor, deseo (impulso a obtener una gratificación) y anhelo (ganas intensificadas de satisfacción). El deseo es impulso de destrucción: aniquila su objeto y se autodestruye. Por lo contrario, el amor es el anhelo de cuidar y de proteger: preserva su objeto y se autoperpetúa.


EL CAMBIO DEL DESEO POR LAS GANAS

El consumismo intensifica la búsqueda de satisfacción. Así pues, en la sociedad líquida, el anhelo substituye al deseo. Consumismos productos no para satisfacer nuestro deseo, si no para saciar las ganas. El deseo implica una demora de la satisfacción, pues haces cosas para obtener el objeto (Ejemplo: te atrae una persona, platicas con ella, la invitas a salir). Por otro lado, en el anhelo no hay demora (Ejemplo: conectar con alguien en internet, hacer sexting y nunca volver a hablar). 


En este sentido, cuando la relación está inspirada por las ganas, sigue la pauta del consumo: si no resulta del toda satisfactoria, se puede cambiar por otra.


EL MIEDO AL COMPROMISO

La sociedad líquida, en tanto individualista y hedonista, justifica la felicidad individual sin importar el costo, así pues, el individuo líquido rechaza el compromiso porque primero teme al futuro incierto (no sabe si la relación será exitosa ni se está perdiendo de otras relaciones más satisfactorias) y segundo teme arriesgar su individualidad y sus sentimientos, pues si se compromete y se entrega cede libertades y puede salir lastimado.


Bajo esta lógica, para el individuo líquido, lo que se arriesga por construir relaciones profundas (sentimientos e individualidad) parece un riesgo inaceptable. Entonces cree que cuanto menos se invierte en una relación, menos probabilidades de inseguridad y destructividad. ¿Para qué se compromete y entrega a una relación si arriesga demasiado?


EL INDIVIDUALISMO EXTREMO

El consumismo también promueve una individualización extrema. Es por esto que el amor líquido pone al individuo (ego) y sus sentimientos sobre todos los demás. Sigue la lógica "estoy contigo porque me beneficio yo". El problema es que esto se contrapone a una vida en pareja, puesto que el amor, en sentido tradicional, desaparece el concepto de individuo, pues se pasa de ser un "yo" a un "nosotros"


El amor es una obligación con respecto al otro. Es añadirte desinteresadamente e indefinidamente a otro. Es renunciar a muchas libertades pues estás con otra persona diferente a ti, que también opina, No eres libre de hacer lo que quieras. Con esto empezamos a entender porqué el individuo líquido, producto de una cultura consumista y sumamente individualista, le aterra el compromiso.


El individuo líquido quiere la seguridad que le puede proporcionar una compañía confiable pero desconfía de la idea de tener relaciones permanentes. Si uno arriesga mucho cuando se compromete, entonces la relación más deseada es la que ofrece satisfacción instantánea y es fácil de entrar y salir. Así pues las relaciones son substituidas por conexiones, Es preferible tener conexiones (relaciones virtuales) que puedan aliviar los sentimientos de inseguridad y que al mismo tiempo puedan abandonarse fácilmente por nuevas satisfacciones. Las redes facilitan esta tarea, pues nos permiten conectar a la misma velocidad que nos permite desconectarnos y sin dejar huella. En un encuentro personal, no puedes dejar de contestar y escaparte, pero en los encuentros digitales, puedes desaparecer con tan solo oprimir un botón o solo dejando de responder. Para Bauman, la finalización instantánea, sin inconvenientes, sin pérdidas ni remordimientos es la mayor de las ventajas de las conexiones virtuales pues estar conectado es más económico que estar relacionado.  

Así pues, la persona líquida está siempre con un pie puesto fuera de su relación.


EL AMOR A UNO MISMO

Para Bauman, lo que amamos cuando nos amamos a nosotros mismos es la personalidad adecuada para ser amado. Lo que amamos es la esperanza de ser amados. De ser objetos dignos de amor y de ser reconocidos como tales. En este sentido, el amor que nos ofrecen los demás es la base sobre la que se construye el amor a uno mismo. Por ejemplo, si no fui amado de pequeño, sentiré que no soy digno de amor y esto alimenta el autoaborreciemiento y difícilmente sabré como amar saludablemente (tanto a los otros como a mi). No obstante, si soy amado sentiré que soy importante y esto alimenta la autovalía. En este sentido, los otros deben amarnos primero para que podamos empezar a amarnos a nosotros mismos. 


EN RESUMEN

1. El consumismo ha contaminado la base de las relaciones amorosas convirtiéndolas en objetos de consumo: descartables e intercambiables en el momento en que dejen de ser satisfactorios.


2. El deseo destruye su objeto y se autodestruye, mientras que el amor preserva su objeto y se autoperpetúa. El deseo implica una demora en la satisfacción, en anhelo implica unas ganas intensas de una satisfacción inmediata. En la modernidad líquida el anhelo substituye al deseo, haciendo que el individuo cambie de relaciones conforme vayan saciando sus ganas.


3. El individuo líquido rechaza el compromiso porque teme al futuro incierto y también teme arriesgar su individualidad y sus sentimientos.


4. La relación más deseada es la que ofrece satisfacción instantanea y es fácil de entrar y salir, por lo que las relaciones son substituidas por conexiones que permiten conectarse y desconectarse a merced.


5. El amor a uno mismo se construye sobre el amor que nos ofrecen los demás. Si me siento objeto digno de amor, me siento importante y único, por lo que podré amarme y amar a los demás de manera saludable.    


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